La inteligencia emocional está desempeñando un papel cada vez más importante en el mercado laboral. Los profesionales que dominan esta competencia reúnen habilidades diferenciadoras y atractivas para cualquier empresa.
Es objetivo de las organizaciones fomentar un buen ambiente de trabajo y tener profesionales capaces de enfrentar momentos de mayor dificultad. Por ello, la inteligencia emocional es tan valorada también en el contexto profesional. Esta es la capacidad de entender, usar y gestionar las emociones de manera positiva para aliviar el estrés, comunicar de forma eficaz, tener empatía con los demás, superar desafíos y gestionar conflictos.
La inteligencia emocional es, por tanto, una característica importante que debe trabajarse junto con las competencias técnicas por cualquier profesional que aspire a tener una carrera exitosa. A continuación, descubre las habilidades asociadas a la inteligencia emocional y cómo desarrollarla.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional, concepto popularizado por Daniel Goleman, es la capacidad de comprender las emociones (tanto las propias como las de los demás), saber gestionar esas emociones, utilizarlas para motivarse y aplicarlas en las diversas relaciones que mantenemos y desarrollamos.
Un profesional emocionalmente más inteligente será capaz de comunicarse de manera más eficaz, gestionar conflictos, ser más resiliente ante dificultades, ser más productivo y construir relaciones profesionales más sólidas.
La inteligencia emocional implica:
- Autoconciencia: Tener un conocimiento profundo de ti mismo, saber identificar las emociones que más te afectan y cómo se manifiestan en las situaciones diarias.
- Autorregulación: Saber gestionar las emociones de forma saludable, incluso ante contratiempos, controlando los sentimientos negativos y manteniendo una visión constructiva.
- Motivación: Ser capaz de realizar todas las tareas necesarias y no solo las que prefieres hacer.
- Empatía: Ser capaz de ponerte en el lugar de los demás, entender lo que sienten en determinadas situaciones y cuál es la reacción más adecuada.
- Relaciones interpersonales: Establecer y mantener buenas relaciones, buscar el consenso a través de una buena comunicación en equipo y resolver conflictos.
¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?
Los empleadores, además de valorar las hard skills, están cada vez más interesados en profesionales que también dominen las competencias sociales.
Desarrollar la inteligencia emocional no solo mejora las posibilidades de empleo, sino que también abre nuevos horizontes, te valora como profesional y potencia tu talento.
Para lograrlo, puedes buscar formación en esta área, así como poner en práctica los siguientes pasos:
- Observa tu comportamiento
Analiza tus reacciones y comportamientos, tanto en situaciones positivas como negativas. Trata de entender qué desencadenó esas reacciones físicas y psicológicas.
Evaluar y entender cómo estos comportamientos afectan tu día a día y tus relaciones es el primer paso para desarrollar tu inteligencia emocional. Solo aprendiendo a identificar los comportamientos que generan resultados negativos puedes trabajar para cambiarlos.
- Domina las emociones
Es fácil ceder a la impulsividad y actuar sin pensar, a menudo como un mecanismo de defensa.
Sin embargo, es importante no dejarse llevar por las emociones para evitar tomar decisiones incorrectas. Ejercicios como la meditación, caminar o hacer pilates, pueden ayudarte a mantener la calma y el pensamiento lógico.
Recuerda que el objetivo no es esconder tus emociones, sino saber gestionarlas.
- Trabaja las emociones negativas
La autorregulación de las emociones, es decir, la capacidad de controlar las propias emociones, es fundamental en la inteligencia emocional.
La vida está llena de buenos y malos momentos. Precisamente en los malos es más difícil no dejarse dominar por las emociones. Por lo tanto, es importante aprender a manejarlas para que, cuando surjan el miedo, la inseguridad o la tristeza, seas capaz de controlarlas en lugar de ser controlado por ellas.
- Desarrolla el sentimiento de empatía
Ponte en el lugar del otro, conoce sus historias y elige ser solidario cuando sea necesario.
Comprender a los demás te ayudará a entender sus actitudes y a ser más tolerante. Así, te darás cuenta de que los demás tienen necesidades y limitaciones, pero también talentos y cualidades.
- Practica la resiliencia
Todos enfrentamos situaciones difíciles. Lo que nos distingue es cómo reaccionamos ante esos inconvenientes.
Ser resiliente es tener la capacidad de enfrentar obstáculos, mantener los objetivos y aprender de los propios errores.
- Aprende a lidiar con la presión
Aprende a priorizar lo que es más importante para no sucumbir a la ansiedad. Puedes, por ejemplo, hacer una lista de tareas diaria o semanal, definiendo cuáles son las más y las menos urgentes.
Además, cuida tu salud, aprovecha los momentos de ocio y respeta tus límites.
- Aumenta tu autoconfianza
Elabora un plan para tu vida profesional y define los objetivos que deseas alcanzar. Naturalmente, no todas las etapas serán fáciles. Por lo tanto, es importante reconocer tus puntos fuertes y débiles para modificarlos o mejorarlos.
Creer en tu potencial y en tus capacidades te ayudará a manejar los momentos de crisis y a superar dificultades.